sábado, 20 de septiembre de 2014

Atravesando Océanos



En el último congreso de Esclerosis Múltiple realizado en la ciudad de Boston, conocimos un grupo de pacientes que cruzaron el Océano Atlántico desde Copenaghen, pasando por Lisboa hasta llegar a Boston el 8 de Setiembre para la inauguración del ACTRIMS-ECTRIMS de este año.
Tuve la oportunidad de verlos en la conferencia inaugural y realmente fue emocionante, ver como este grupo de pacientes que luchan todos los días con esta enfermedad lograron vencer sus propios miedos y demostrar a todos que se pueden hacer cosas increibles.
les dejo unas fotos para que se deleiten.

Oceans Boston_5984.jpg






Oceans_Boston5265.jpg




Todos ellos recibieron un aplauso de pie de varios minutos de todo un auditorio repleto de médicos fue increíblemente emocionante.
Muchas Gracias
Dra. Judith Steinberg







http://www.sailing-sclerosis.com/











lunes, 1 de septiembre de 2014

LIBRE DE STRESS...


Existen varias definiciones sobre el estrés, pero 
todas coinciden en que se trata de una experiencia 
subjetiva que se produce cuando una persona 
considera que una situación o hecho que vive supera 
los recursos con los que cuenta y pone en peligro su 
bienestar personal. Vivir con esclerosis múltiple 
también genera estrés, principalmente porque la 
enfermedad genera una importante sensación de 
falta de control. Las personas con EM no deben 
evitarlo, sino cambiar el mecanismo de respuesta y 
no preocuparse en exceso por la gestión de este 
estrés.

Hoy les dejo un resumen sobre estrés y algunos 
consejos sobre manejo del estrés, es importante en 
esta enfermedad poder evitarlo, combatirlo y 
consultar a tiempo.


Síntomas y diagnóstico del estrés

Los síntomas de estrés más frecuentes son:
  • Emociones: depresión o ansiedad, irritabilidad, miedo, nerviosismo, confusión, fluctuaciones del estado de ánimo.
  • Pensamientos: excesivo temor al fracaso, excesiva autocrítica, olvidos, dificultad para concentrarse y tomar decisiones, pensamientos repetitivos...
  • Conductas: risa nerviosa, trato brusco hacia los demás, incremento del consumo de tabaco, alcohol y otras drogas, aumento o disminución del apetito, llantos, rechinar los dientes o apretar las mandíbulas.
  • Cambios físicos: tensión muscular, manos frías o sudorosas, insomnio, dolores de cabeza, fatiga, problemas de espalda o cuello, indigestión, respiración agitada, perturbaciones en el sueño, sarpullidos, disfunción sexual.

Diagnóstico de los niveles de estrés

Existen unos parámetros que determinan el nivel de estrés en el que se encuentra una persona:
  • Nivel cognitivo: la persona presenta inseguridad y tiene problemas para concentrarse; no encuentra solución a sus problemas por pequeños que sean, y tiene la sensación de haber perdido la memoria.
  • Nivel fisiológico: el estrés se puede presentar mediante síntomas físicos como dolores de cabeza, tensión muscular, alteraciones del sueño, fatiga, enfermedades de la piel. El individuo se siente mal, acude al médico, pero sus resultados son normales.
  • Nivel motor: la persona tiende a realizar acciones no habituales como llorar, comer compulsivamente, fumar más de lo normal, aparecen tics nerviosos, etc. En definitiva, la persona siente deseos de huir para evitar la situación de estrés.

Controlar el estrés

El estrés es un proceso natural del cuerpo humano, que genera una respuesta automática ante condiciones externas que resultan amenazadoras o desafiantes, que requieren una movilización de recursos físicos, mentales y conductuales para hacerles frente, y que a veces perturban el equilibrio emocional de la persona.

El entorno, que está en constante cambio, obliga a los individuos a adaptarse; por tanto, cierta cantidad de estrés es necesaria para que el organismo responda adecuadamente a los retos y los cambios de la vida diaria. Es lo que se conoce como estrés positivo.

Se trata de una respuesta fisiológica y psicológica de una persona que intenta adaptarse a las presiones a las que se ve sometida, originada por el instinto de supervivencia del ser humano, en la que se ven involucrados muchos órganos y funciones del cuerpo, como el cerebro y el corazón, los músculos, el flujo sanguíneo,  la digestión...

Si bien en un primer momento la respuesta de estrés es necesaria y adaptativa, cuando ésta se prolonga o intensifica en el tiempo, la salud, el desempeño académico o profesional e, incluso, las relaciones personales o de pareja del individuo se pueden ver afectadas.

Tipos de estrés

Existen diferentes tipos de estrés, que se clasifican en función de la duración:
  • Estrés agudo

Es estimulante y excitante, pero muy agotador. No perdura en el tiempo. Ejemplo: una serie de entrevistas de trabajo en un día. Puede aparecer en cualquier momento en la vida de cualquier individuo.
  • Estrés agudo episódico

Es cuando se padece estrés agudo con mucha frecuencia. La gente afectada reacciona de forma descontrolada, muy emocional, y suele estar irritable, y sentirse incapaz de organizar su vida.
  • Estrés crónico

En estado constante de alarma


Cómo hacer frente al estrés

No hay fórmulas para curar el estrés, pero lo que sí podemos hacer es reducir las situaciones de sobrecarga. Para ello, se deben programar las actividades para evitar que se acumulen y se conviertan en catástrofes. 
Aquí tienes cómo lograrlo para conseguir hacer frente al estrés:
  • Delega responsabilidades: aprende a decir 'no' a aquello que no se pueda cumplir.
  • Establece prioridades, y no te preocupes de las cosas que no se pueden controlar, como por ejemplo el clima.
  • Intenta ver los cambios como algo positivo y no como una amenaza. Pedir ayuda a los amigos o familiares y, cuando sea necesario, dirigirse a profesionales.
  • Apóyate en tus seres queridos. Pídeles ayuda si crees que la necesitas, y no finjas que estás bien, porque la impostura te puede provocar más ansiedad todavía.
  • Aprende a relajarte. Una forma de relajación: recostarse sobre una superficie plana, colocando una mano sobre el estómago, y la otra en el pecho. Inhalar aire al mismo tiempo que el estómago se hincha, y exhalarlo mientras el estómago  baja.
  • Practica ejercicio físico todos los días de forma moderada.
  • Duerme lo suficiente. Si no descansas bien sin motivo, consulta cuanto antes con un especialista.
  • No te automediques, ni para relajarte ni para dormir.